En este trabajo, investigo el erotismo en la monstruosidad, tomando como objetos obras y artistas que operan a través de mezclas libidinales de diferentes materiales. Los principales son: el artista y escritor Tunga, algunas de sus narrativas y obras plásticas; la novela-idea Catatau, de Paulo Leminski, especialmente su personaje Occam, un monstruo semiótico; y obras visuales y textuales del artista y evangelista transexual Ventura Profana. Dialogo con las reflexiones de Anne Carson y Georges Bataille sobre Eros y erotismo como base teórica para articular posibles vínculos entre erotismo y monstruosidad. Me junto a una constelación de provocaciones que parten de las formas monstruosas como medio de transgresión, no como indicio de interdicciones, y propongo una contribución: la hipótesis de una erótica de la monstruosidad. En compañía de narrativas, especulaciones y modos de creación que operan a través de mezclas, fusiones, composiciones de cosas heterogéneas, construyo una reflexión sobre el juego entre Eros y monstruosidad. Es a partir del movimiento paradójico del erotismo, con toda su amarga dulzura, su capacidad de combinar dolor y placer, límite e ilimitación, vida y muerte, y sobre la base del conjunto de creaciones artísticas únicas que reúno aquí, propongo pensar la monstruosidad no sólo como un aspecto, sino como un modo, un medio de creación, una operación en la que engendramos acoplamientos, uniones, cópulas, amalgamas, mezclas, costuras, composiciones, fusiones, mezclas, cruces, mestizajes, mixordias; es el encuentro y la contaminación de cosas heterogéneas en un cuerpo, en un corpus, en un acto, en una existencia, en el mundo. Una experiencia erótica.